Hace apenas unos años la Formación Profesional era el último tren al que se subían los jóvenes que no deseaban seguir estudiando, un reducto formativo del que nada querían saber los que conseguían aprobar porque estaba destinado “a los más torpes”. Hoy ese concepto no puede estar más lejos de la realidad. La reforma de estas enseñanzas ha permitido la incorporación de los ciclos de grado superior y su enlace con los estudios universitarios, pero además, dio autonomía a los centros educativos para gestionar las prácticas de sus alumnos con las empresas. El resultado, una década después, es muy satisfactorio, pues la Formación Profesional se ha convertido en el único modelo educativo de inserción laboral juvenil que funciona en plena recesión económica.
Son muchos los alumnos que optan por la FP atraídos por las prácticas que se tramitan con las empresas. Tanto es así que actualmente son más de 10.270 las personas que cursan ciclos formativos en los centros de la provincia de Almería.
Según avanzaron fuentes de la propia Delegación de Educación de la Junta, este curso son 47 los centros que ofertan estudios de FP, los que han registrado un incremento de alumnado de más de medio millar respecto a las cifras del curso anterior.
Como en el resto de provincias andaluzas, los centros educativos de Almería cuentan con una base de datos en la que gracias a los 1.696 acuerdos de colaboración que se suscribieron durante el año pasado, un gran conglomerado de empresas almerienses, de otras provincias e incluso europeas, ofrecen a los alumnos prácticas que en el futuro pueden acabar siendo sus verdaderos empleos remunerados.
Tanto es así que, como indicó el delegado de Educación, Jorge Cara, “el nivel de inserción en los ciclos formativos es superior al 71% a los cinco o seis meses de haber obtenido la titulación correspondiente y en puestos de trabajo relacionados con el perfil profesional del ciclo formativo que han cursado”. En este sentido, destacó Cara, “del total de alumnos que encuentran empleo, el 75% lo hacen en empresas en las que han realizado su periodo de formación en prácticas, y un porcentaje superior al 40% de los titulados continúa realizando estudios superiores”.
Los datos demuestran que las prácticas son un trampolín magnífico para encontrar trabajo. Hay alumnos que incluso dejan sus estudios universitarios en el primer o segundo curso porque creen que con un ciclo superior de FP van a tener más opciones de encontrar un empleo. Y es que como indicó a Diario de Almería un alumno que actualmente está estudiando un ciclo formativo en un instituto de la capital, “con la crisis, las empresas, más que licenciados lo que demandan son técnicos con un desempeño cualificado. Y aunque los contratos a los que optan siguen siendo precarios, el trabajo que desempeñan ahora es mejor, como se ha comprobado y así lo han indicado también los expertos”.
Paradójicamente, la demanda de prácticas a los institutos ha aumentado también con la crisis económica. Sin embargo, los docentes advierten de que todavía los empresarios no conocen bien las competencias que tiene un alumno de ciclo medio o superior de FP. En este sentido, la inquietud del claustro de profesores y su directiva es fundamental para obtener buenos resultados, ya que exige un continuo reciclaje de sus conocimientos, un contacto permanente con las compañías privadas y públicas y un seguimiento que no conoce ni de horarios ni de límites geográficos.
Para que los alumnos conozcan cómo se desempeña su profesión en el exterior, los centros que ofertan estos estudios en Almería tienen convenios con empresas y centros formativos europeos. Es una forma de iniciar la movilidad estudiantil de forma similar a como se realiza en la universidad. Todo esto está permitiendo mantener en la FP unos niveles de inserción laboral insólitos dado los tiempos que corren.